EL CAMELLO
En los países orientales se usa el camello como vehículo de carga y aun de pasajeros. Pero
con estos animales hay que seguir un proceso en las mañanas y en las tardes, para empezar y
terminar las duras faenas en las dilatadas y ardientes arenas del desierto.
Una de estas tareas consiste en hacer arrodillar los camellos en las madrugadas, para
colocarles las enormes cargas que llevarán a través del desierto. Y la otra tarea es a la inversa.
Consiste en hacer arrodillar al camello en las horas del atardecer, cuando terminan las faenas,
para quitarles las cargas.
Esta operación se repite a diario, a mañana y tarde.
Cuanto bien nos hará a nosotros los cristianos de este tiempo, madrugar a arrodillarnos como
los camellos delante de nuestro Maestro divino, para colocarnos las enormes cargas de
nuestros compromisos, afanes y responsabilidades del día, encomendándole a él nuestro diario
caminar por este desierto, para que no desfallezcamos.
Es una gran señal de sensatez humana, madrugar a buscar la ayuda del Altísimo, su poder, su
fortaleza, y su guianza, para iniciar nuestra diaria jornada.
De cuantos problemas y aflicciones podríamos librarnos, y cuantas bendiciones de Dios
recibiríamos, si hiciéramos de la oración, nuestra primera labor matinal. Nos sentiríamos más
seguros y confiados, y nuestras cargas serían menos onerosas.
De igual manera al anochecer, dejar que el Soberano Dios, nos quite las cargas del día, para
acostarnos en paz y seguridad; y seguir viviendo confiadamente.
Nunca te levantes sin orar primero. Y nunca te acuestes, sin darle al Señor las gracias por
todos sus beneficios obtenidos en el día. Recuerda ORAD SIN CESAR.
Preparado por:
Pastor: Jorge Enrique López.
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